
Me subo a mi auto y pongo la marcha hacia adelante. A pesar de esto y, contra todo intento, el auto se mueve hacia atrás, en marcha constante; estoy desesperado, mis manos tiemblan, las gotas de sudor me entran en los ojos y no me dejan ver y, en menos de un minuto, siento un enorme vacío en mi estómago; la parte de al frente del auto se levanta y comienzo a caer por un precipicio. Siempre pensé que mi vida entera pasaría por delante de mis ojos en un momento como este; pero no, no hay momentos de lucidez ni añoranzas, no hay recuerdos bonitos ni música triste. Lo único que pienso es: «este es el fin de mi vida».